Hace 23 años que trabajo en Fundació Teas (Centro Ocupacional vinculado a la expresión artística). Coordino sesiones de movimiento, teatro, jornadas musicales…

Mi enfoque profesional desde hace más de una década toma las herramientas del sistema Río Abierto en el que me formé y con el que he aprendido tanto. Me apasiona lo que hago. Vivo en Barcelona.

Recogiendo un deseo personal latente desde hacía mucho tiempo, Teas lanzó una propuesta al distrito Sarria-Sant Gervasi y nos concedieron una subvención.

Este trimestre estamos coordinando sesiones para compartir con otros centros del ámbito de la diversidad funcional. Nuestro objetivo es dar a conocer este recurso tan valioso y crear red entre los centros.

Las personas a las que atendemos en Teas han participado en innumerables sesiones de trabajo psico-corporal, con la práctica han adquirido las herramientas necesarias para ejercer de masa crítica. Dan y reciben con naturalidad, comparten la experiencia y lo hacen con la intención de acoger a las personas que llegan a la sala y no conocen la propuesta.

La primera sesión que coordiné fue para una residencia que atiende a personas con la movilidad extremadamente reducida. Me avisaron que habitualmente no estaban muy receptivos a las dinámicas, que no me preocupara.

La sesión empezó sintiendo el latido del corazón. Cada participante era necesario para que ese engranaje generara vida. Me aseguré de que todos-as se sintieran vistos y parte activa.

La energía iba tomando forma, el pulso, la melodía, el contacto y la voz generaban una vibración que hizo salir al personal de cocina alegres y asombrados. Se añadieron. Sentí que la sesión fluía.

La vitalidad se adueñó del espacio, las trabas físicas perdieron protagonismo.

Trabajamos aceptar y reconocer nuestro punto de partida, respirar, soltar, buscamos un ritmo común y también investigamos el propio. Redescubrir y honrar la fuerza, la que tenemos, darle voz, sin juzgar, sin comparar. Sentir piel, latido. Abrazamos nuestro potencial resiliente de estar y ser seres únicos. Cuanta capacidad había en tan poco espacio.

Terminamos agradeciéndonos la confianza, nos despedimos sosteniendo la mirada con uno, con otra. En el aire se podía entre leer un SI compartido desde la conciencia de que somos UNO.

Saliendo del centro con mi masa crítica emocionada y con Ricardo, nuestro trabajador social, nos fuimos a tomar algo para celebrarlo y compartir desde la palabra lo vivido.

El proyecto tiene una segunda parte de la que ya os contaré más detalles pero que tiene que ver con cuidar a los equipos de profesionales. La seguimos.

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Maribel Barnola