El Día de la Mujer de este año se respiraba celebración, se diría que en el mundo entero. Y ciudades como Madrid, Barcelona y Bilbao se destacaban en la prensa internacional por su grado de participación en las convocatorias. En cada una parecía replicarse en pequeño la conexión que entre todos se dibujaba en todo el planeta.

Como una fiesta llena de amig@s comunes, los recorridos contagiaban entendimiento y facilitaban la comunicación. En algunos lugares, como Madrid, el cielo nos regaló un tiempo precioso como abriendo un paréntesis en las inclemencias de este invierno al que le cuesta retirarse, y en todos sitios nos fuimos encontrando unas y otras -unos y otros, unas y otros, unos y otras…- en medio del asombro, de tanta alegría compartida, de voces y de batucadas, y de complicidad en tonos violeta en forma de globos, pancartas, bufandas, banderolas… Y con una especial conciencia de conexión con lugares remotos donde sin duda los encuentros que se estaban registrando estaban siendo muy parecidos y miraban también hacia nosotr@s.

Y una nota clave a resaltar: la presencia policial se limitaba a la mínima, la habitual de los edificios oficiales y la necesaria para desviar el tráfico en los puntos donde debía franquearse el paso a la manifestación. Como si a mayor multitud y más justa y más masivamente reclamada la reinvidación, más pacífica la expresión y menos necesario levantar la voz y los gestos.

O será que se hizo evidente de antemano que lo femenino no tiene nada que ver con lo represivo porque sabe sintonizarse con más saludable, como si pudiera autorregularse; como si se hubiera puesto de manifiesto a través de nuevas comprensiones que entre tod@s constituiamos un único organismo, vivo y sano.

Si a veces en una clase de movimiento hemos podido sentir la elevación del propósito como si entre todos pudiéramos lograr que el círculo fuera un vórtice expansivo, el efecto radiante y radical que pudo darse el 8 de Marzo, cuando parecíamos darnos la mano desde todas las ciudades del mundo es ya imparable y para bien de tod@s, irrigando cooperación, cuidado, diálogo, nutrición, escucha, sensibilidad… Enhorabuena a todas; a todos.

Ahí sí nos podemos seguir encontrando tod@s; la cruzada no es contra nada ni contra nadie sino a favor de la vida, de la creatividad que despliega tantas posibilidades cuando está incluido lo femenino, lo orgánico, lo acogedor, lo nutridor…

En la foto, el formador y miembro del equipo de dirección Armando García Núñez, junto a tres alumnas de la formación, en uno de los encuentros dentro del encuentro.

Que lo vivido haya sido sólo una muestra de lo que se abre. Así sea.